La curiosidad mató al gato
Como dice el viejo y conocido adagio popular, “la curiosidad mató al gato”. Esta curiosidad es la que nos impulsa a dar un paso más allá de los límites. Cuando nos encontramos en situaciones que nos obligan a querer descubrir aquello que, ante los ojos del mundo está oculto.
Esta es la historia de un hombre que se desplazaba en su automóvil, en compañía de su mejor amigo. En una parada de semáforo, observó a una mujer que iba de ocupante en una motocicleta de alto cilindraje.
Le llamó mucho la atención, ya que por la espalda se podía observar a una mujer espectacular, buen trasero y curvas pronunciadas, además una larga cabellera rubia.
Cuando el conductor de la motocicleta arrancó, el joven que conducía el vehículo aceleró para no perderla de vista. Para donde cruzaba la moto, para allá iba el joven del vehículo.
Cuando la mujer se percató de que un vehículo los seguía, no dudó en tomar una actitud algo coqueta para llamar la atención del conductor, sin que su pareja se enterara de lo que estaba sucediendo.
Durante un largo tramo el automóvil siguió a la motocicleta y, en ocasiones cuando se acercaba lo suficiente, la mujer dejaba entrever el hilo de su ropa interior, para excitar al joven conductor. De manera insistente le gritaba que le diera el número telefónico para poder llamarla después, lo cual era imposible.
La sorpresa
Ya pasados varios kilómetros, el motociclista con la dama se desvía para entrar a un súper mercado, el joven del auto se acercó sigilosamente, esperando que el hombre se fuera y la dejara sola. Cuando esto ocurrió, sin pensarlo dos veces y como ladrón al asecho de su presa, el hombre del auto se acercó, hilvanado palabras lindas, pero no se imaginan la sorpresa que se llevó este hombre.
No dejes de ver este video hasta el final, para que te des cuenta que no todo lo que brilla es oro y que los límites los ponemos nosotros mismos.
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